Cada vez es más difícil alcanzar este reto con una población mundial que sobrepasa los 6000 millones de habitantes y con unos recursos como el suelo, el agua y los recursos genéticos que se están degradando debido a la sobreexplotación.
Existe una gran preocupación entre los científicos y responsables de la gestión por los posibles efectos que el cambio climático pueda tener sobre la producción agrícola en el mundo y que puedan incrementar el número de personas amenazadas por el hambre. Estas preocupaciones se hacen especialmente patentes en aquellas zonas más vulnerables a las sequías y hambrunas y donde la tasa demográfica aumenta muy deprisa.
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