Los sistemas de producción de alimentos son muy dependientes unos de otros, de forma que un cambio en la cantidad de alimentos disponibles en una zona puede implicar serias consecuencias para muchos otros.
El clima es un componente esencial de la cultura de cada región (piensa en las diferencias entre la cultura de los esquimales y la cultura española, por ejemplo) y también está íntimamente relacionado con la agricultura y los recursos hídricos (ríos, lagos, acuíferos...)de cada región.
Si la emisión de gases de efecto invernadero continua sin límites, es muy probable que, tarde o temprano, la superficie de la tierra sufra un calentamiento global que afecte también a los climas regionales. Este calentamiento global también produciría cambios en la distribución de las lluvias a lo largo del año y agravaría la intensidad y la peligrosidad de sequías, inundaciones, tormentas y otros sucesos climáticos extremos.
Gran parte de la preocupación por el cambio climático, se debe a sus efectos en la producción de alimentos para la población del mundo entero, no sabemos cómo ni cuánto, pero tanto la producción como las plagas y las enfermedades cambiarían su forma de actuar y, como siempre, los más pobres se llevarían la peor parte.
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